La necesaria unión de ideas y signos,
la consagración de las realidades más fundamentales por los caracteres primitivos,
la trinidad de palabras, letras y números,
una filosofía simple como el alfabeto,
profunda e infinita como la Palabra
una teología tan resumida que se puede contar con los dedos,
un Infinito que puede entrar en la mano de un niño;
diez números y veintidós letras,
un triángulo, un cuadrado y un círculo.